lunes, 15 de marzo de 2010

Brise marine, de Stéphane Mallarmé



(...) ¡Un Tedio, desolado por crueles esperanzas,
Cree aún al supremo adiós de los pañuelos!
Y, quizás, los mástiles, invitando a las borrascas
Son los que un viento inclina sobre los naufragios
Perdidos, sin mástiles, sin mástiles, ni fértiles islotes...
¡Pero, oh corazón mío, escucha el canto de los marineros! (...)

Por Juan Carlos Sánchez Sottosanto