martes, 2 de agosto de 2011

Revolución



La repolitización es una revolución.


Creo que básicamente habría que tratar de responder a tres preguntas:¿El movimiento 15-M,es una revolución?

Obviamente no lo es: ni ha transformado el sistema ni derrocado un gobierno; ni siquiera ha producido una verdadera confrontación. Y sin embargo, hay contextos históricos en los que el único cambio al que se puede aspirar -y es enorme- es al muy sencillo e inesperado de que ocurra algo. Un milagro es simplemente un hecho que se produce, no contra las leyes de la naturaleza, sino contra las expectativas de la gente y, en este caso, contra la no-esperanza de la gente. El hecho de que no sea ni la derecha ni la Iglesia la que tome las calles, como venía ocurriendo en los últimos años, el hecho de que “demócratas salvajes” se apoderen de las plazas y las conviertan en centros de alfabetización política, es un suceso tan pequeño en sí mismo, tan grande en su contexto, que podemos decir de un modo muy preciso que es la casi-nada en la que empieza -o puede empezar- todo. Y desde el punto de vista subjetivo, hay algo muy sintomático: no es una revolución pero sus protagonistas hablan públicamente de revolución, un término confinado en los libros de historia y en el lenguaje publicitario. La repolitización es una revolución; así lo viven los manifestantes. Y los nombres también introducen cambios, al menos a nivel de la conciencia.



Santiago Alba Rico