Las fotografías de Crewdson parecen
secuencias de películas en una escena que nunca termina, mostrando
ambientes oníricos e inquietantes. Paisajes urbanos desolados, calles
vacías misteriosas, personas que deambulan por calles mojadas, algunas
desesperadamente solitarias. Hay mujeres desnudas que reflexionan
cabizbajas y un hombre en silencio sentado en la cama se pierde en la
penumbra.
Gregory Crewdson dice que
la construcción de estos escenarios es como la construcción del mundo.
Sus fotografías ilustran con artística elocuencia la soledad, el
desamparo, la confusión, la vida sin sentido y la alineación que campea
en el sujeto americano típico. Gregory
nos muestra una belleza imperfecta que intenta captar retazos de la
psique del americano, mostrándole en situaciones que no se sabe si
sucederán, en cuadros que sugieren la expectativa de algo que se espera y
nunca llega o denotan cierta sorpresa en el rostro del personaje de la
foto y que solo el puede ver.
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