miércoles, 22 de diciembre de 2010
Este lado de la verdad
(para Llewellyn)
De este lado de la verdad,
quizá tú no veas, hijo mío,
rey de tus ojos azules
en el país cegador de la juventud,
que todo está por hacerse
bajo los cielos indiferentes
de inocencia y de culpa
antes que intentes sólo un gesto
con la cabeza o el corazón,
todo se ha unido y disgregado
en la ventosa oscuridad
como el polvo de los muertos.
Lo bueno y lo malo, dos maneras
de andar entre tu muerte
por este mar triturador,
rey de tu corazón en los días ciegos,
vuelan como el aliento,
van llorando a través de ti y de mí
y de las almas de todos los hombres
hacia la inocente oscuridad
y la culpable oscuridad
y la buena muerte y la mala muerte
y por fin en el último elemento
vuelan como la sangre de los astros,
como las lágrimas del sol,
como la semilla de la luna,
basura y fuego, en el bullicio volador
del cielo, rey de tus seis años.
Y el deseo perverso
bajo el origen de las plantas,
los animales y los pájaros,
del agua y de la luz, de la tierra y el cielo,
desaparece antes de que te muevas,
y todos tus actos, todas tus palabras,
cada verdad, cada mentira
mueren en un amor que no juzga.
Dylan Thomas, versión de Elizabeth Azcona Cranwell
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dylan thomas
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