domingo, 28 de febrero de 2010
Malos tiempos para la lírica
Ya sé que sólo agrada
quien es feliz. Su voz
se escucha con gusto. Es hermoso su rostro.
El árbol deforme del patio
denuncia el terreno malo,
pero la gente que pasa le llama deforme
con razón.
Las barcas verdes y las velas alegres de Sund
no las veo. De todas las cosas,
sólo veo la gigantesca red del pescador.
¿Por qué sólo hablo
de que la campesina de cuarenta años anda encorvada?
Los pechos de las muchachas
son cálidos como antes.
En mi canción, una rima
parecería casi una insolencia.
En mí combaten
el entusiasmo por el manzano en flor
y el horror por los discursos del pintor de brocha gorda.
Pero sólo esto último
me impulsa a escribir.
Bertolt Brecht
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