Mantengo
una rutina diaria para poder sobrellevar esta situación. Hago ejercicio todos
los días, cocino mis alimentos de manera saludable, leo y hasta puedo practicar
inglés con una nueva amiga británica. El té es algo indispensable estos días,
me mantiene contento y entretenido durante un rato. Me he dado cuenta durante
la cuarentena que el silencio se ha hecho mayor en el edificio, ayuda que el
tráfico ha disminuido, pero en el interior de las viviendas no se oye los habituales
vaivenes del ascensor, las distintas llamadas al telefonillo, cartero, cartero
comercial, visitas, equívocos, etc. La música de los vecinos tampoco la oigo
ahora, y la cacatúa de la vecina del cuarto derecha ya apenas es perceptible. Algunos
siguen saliendo a aplaudir a las ocho... aunque nadie se suele asomar al balcón
o a la ventana simplemente a observar.
Ayer
vi en la azotea de un edificio a lo lejos, una persona caminando de un lado a
otro infatigablemente y me pareció la metáfora de la misma desesperación.
Saludos y mucho ánimo.