miércoles, 2 de noviembre de 2011

Walker Evans


Cansados de la fotografía aséptica, Walker Evans y Dorothea Lange intentan reflejar los cambios en una América empobrecida por la Gran Depresión de 1929. Walker Evans convivió durante seis semanas con una familia de aparceros de una granja de Alabama. Sus retratos, de una gran dignidad, se publicaron en el libro Encontremos ahora hombres famosos en 1941. El rostro hundido y la mirada perdida de la Madre emigrante, que captó Dorothea Lange en 1936, se convirtió en el icono de una generación.
En idéntica línea de realismo social, William Eugene Smith publicó en la revista Life en los años cincuenta su serie de Un pueblo español. Deleitosa, en Extremadura, y los primeros planos de tres guardias civiles con sus tricornios dieron la vuelta al mundo. “Trato primero de entender yo mismo la fotografía, después miro con pasión lo que quiero fotografiar”. El periodismo humanista y de sentimientos de Smith dio paso a la escuela de Concerned Photography, formada por una serie de artistas comprometidos, tocados por la emoción y las ganas de comunicarla.



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