jueves, 18 de agosto de 2011

Man Ray



Toda la obra fotográfica de Man Ray puede definirse como fascinante y desconcertante a la vez.
Una imparable mezcla de invención, juego y goce.

No es difícil imaginar a Man Ray divirtiéndose realmente cuando fotografiaba, ya fuese con ese afán de alquimista en el que consistían sus rayogramas (fotografía sin cámara) o en esos desnudos fetichistas solarizados.

La fotografía se convierte en un mero pincel al servicio de su búsqueda de la belleza en lo cotidiano.
'Hay tantas maravillas en un vaso de vino como en el fondo del mar', que le dedicaría Paul Eluard.

Trata, como si fuese un pionero, de descubrir nuevos caminos en el mundo del arte, y tanto, que ha sido él, pintor, el máximo responsable de que la fotografía sea considerada como una de las bellas artes.

Intuitivo y emocional su obra se reparte entre bodegones y naturalezas muertas por un lado y retratos -de los personajes más significativos de la época que le tocó vivir- y desnudos protagonizados por mujeres fatales por otro.

Retratos que aparte de su valor documental, son concebidos como una reflexión cercana a lo psicológico del personaje, acentuando su tratamiento formal para acercarse a él.

Sus objetos, en los que podemos incluir los rayogramas, con composiciones muy estudiadas, transcienden de lo cotidiano para tomar vida propia y formar parte de un mundo onírico, en el más puro estilo surrealista, en el que las cosas no son lo que son. No se trata de fotografiar la realidad sino de recrearla.

Desnudos, casi teatrales, que nos presentan, en perfecto equilibrio, a mujeres llenas de atractivo sexual, pero que entran a formar parte de un juego compositivo.

Fotógrafo enigmático desde su nacimiento, no se sabe muy bien su apellido, hasta su muerte, ya que por su expreso deseo no se puede publicar su epitafio.
Para conocerlo deberemos viajar a París y en el cementerio de Montparnasse, aclarar el misterio.
En definitiva un fotógrafo peculiar. Trabajador incansable e inquieto, que ha dejado su influencia hasta nuestros días.
De ello tenemos un ejemplo cercano en el fotógrafo madrileño Chema Madoz.



Fernando del Río Ojuel

miércoles, 17 de agosto de 2011

Martin Munkácsi




Fue en 1934. Martin Munkácsi, fotógrafo judío, llegaba a Nueva York huyendo del auge del partido nazi en Alemania. Hijo de un pintor húngaro que en ocasiones hacía magia, este fotógrafo vivió un éxito tan fugaz como relevante. Considerado uno de los pioneros del fotoperiodismo gracias a su trabajo para las primeras revistas ilustradas en Europa, donde la imagen empezaba a convertirse en un elemento descriptivo tan importante como las palabras, consiguió su primer trabajo en Estados Unidos para Harper’s Bazaar, donde su directora, Carmel Snow, quedó fascinada por el dinamismo y a fuerza de sus fotografías. En apenas una década se convirtió en “el fotógrafo mejor pagado de la historia”, y además, en el maestro que más tarde inspiraría a toda una generación de artistas. Pero sobre todo, revolucionó la fotografía de moda dotándola de nuevos escenarios, actitudes y encuadres. Con Munkácsi, la composición y la edición de las imágenes cobraron una nueva dimensión. Las mujeres ya no posaban lánguidas ni misteriosas, sino en movimiento, deportivas, descaradas y joviales. Él inventó el concepto “sexy”. (...)


Paloma Leyra

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domingo, 7 de agosto de 2011

De quién hay que ser partidario... ?



“Yo en este mundo siempre soy y seré partidario de los pobres. Yo siempre seré partidario de los que no tienen nada y hasta la tranquilidad de la nada se les niega. Nosotros (me refiero a los hombres de significación intelectual y educados en el ambiente medio de las clases que podemos llamar acomodadas) estamos llamados al sacrificio. Aceptémoslo. En el mundo ya no luchan fuerzas humanas, sino telúricas. A mí me ponen en una balanza el resultado de esta lucha: aquí tu dolor y tu sacrificio, aquí la justicia para todos, aún con la angustia del tránsito hacia el futuro que ya se presiente pero se desconoce, y descargo el puño con fuerza en este platillo”.


F. García Lorca.

sábado, 6 de agosto de 2011

La flor de Loto



Según la mitología griega, una hermosa diosa huyó al bosque asustada y fue a parar a un lugar llamado Loto donde se hundió, lugar llamado así por los supremos dioses destinado para los fracasados y perdedores en la vida. La joven diosa luchó durante siglos y logró salir en forma de una hermosa flor, de largos pétalos. Por ello, para los griegos significaba el triunfo después de haber luchado incansablemente en contra del fracaso.

martes, 2 de agosto de 2011

Revolución



La repolitización es una revolución.


Creo que básicamente habría que tratar de responder a tres preguntas:¿El movimiento 15-M,es una revolución?

Obviamente no lo es: ni ha transformado el sistema ni derrocado un gobierno; ni siquiera ha producido una verdadera confrontación. Y sin embargo, hay contextos históricos en los que el único cambio al que se puede aspirar -y es enorme- es al muy sencillo e inesperado de que ocurra algo. Un milagro es simplemente un hecho que se produce, no contra las leyes de la naturaleza, sino contra las expectativas de la gente y, en este caso, contra la no-esperanza de la gente. El hecho de que no sea ni la derecha ni la Iglesia la que tome las calles, como venía ocurriendo en los últimos años, el hecho de que “demócratas salvajes” se apoderen de las plazas y las conviertan en centros de alfabetización política, es un suceso tan pequeño en sí mismo, tan grande en su contexto, que podemos decir de un modo muy preciso que es la casi-nada en la que empieza -o puede empezar- todo. Y desde el punto de vista subjetivo, hay algo muy sintomático: no es una revolución pero sus protagonistas hablan públicamente de revolución, un término confinado en los libros de historia y en el lenguaje publicitario. La repolitización es una revolución; así lo viven los manifestantes. Y los nombres también introducen cambios, al menos a nivel de la conciencia.



Santiago Alba Rico

domingo, 31 de julio de 2011

Lee Miller (fragmento artículo Txema Rodríguez)



Nadie quiso a Lee Miller. Ni Man Ray (a cuyas fotos más famosas puso rostro y a quien inmortalizó con su cámara), ni Roland Penrose, pintor y marido estable (que acabaría engañándola), ni el egocéntrico Pablo Picasso a quien retrató con maestría durante muchos años y con quien se acostó en ocasiones, sin compromisos. El pintor hizo lo propio y la pintó en numerosos lienzos. Ellos y muchos otros pasaron por su carne deshinibida sin llegar a su corazón. Como la estatua que abre paso al otro lado del espejo, el papel que le dio el gran Jean Cocteau en The Blood of a Poet.

Ni nosotros, que no hemos hecho justicia (no a su alma) a su obra. Todos cayeron deslumbrados ante su belleza y su talento, su cuerpo libre, desnudo sin prejuicios, sexual, sin ataduras. No existe un biografía decente de Lee. Algo escribió su hijo, pero eso no basta por razones obvias. En ella todo es extremo. Dentro y fuera. Su historia siempre empieza en este punto. Unida a la carne. Una infancia de mierda, inestable, una violación a los siete atribuida a un amigo de la familia (aunque probablemente fue un tío o su propio padre). Su vagina llena de dicloruro de mercurio. Contra la gonorrea. Ella y su madre desnudas eran el tema favorito de su padre. (...)



Web EL FOTOGRÁFICO

viernes, 29 de julio de 2011

Breakfast at Tiffany's



“Cuando alguien te da su confianza, siempre te quedas en deuda con él”…

(Truman Capote: “Desayuno en Tiffany´s”).


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