"Y así una rata te lleva a la locura, y que una rata sola sea una plaga..." Samuel Coleridge, "Retractación".
(...) Oh, it's a disgrace To see the human-race In a rat race, rat race! You got the horse race; You got the dog race; You got the human-race; But this is a rat race, rat race!
(...) Oh, es una desgracia ver a la raza humana en una carrera de ratas Tienes las carreras de caballos Tienes las carreras de perros Tienes las carreras humanas Pero esto una carrera de ratas, carrera.
John Cazale, nacido el 12 de agosto de 1935, en Boston y fallecido el 12 de marzo de 1978 en Nueva York. La carrera interpretativa de John Cazale transcurrió mayormente en los escenarios teatrales, con una bien ganada fama de actor solvente y con cierto carisma. El salto al cine lo daría con 37 años cumplidos gracias a su amigo de la infancia Al Pacino, quien le convenció para realizar una audición para el próximo film en el que participaba Pacino. Cazale superó la prueba que le permitiría debutar ni más ni menos que en El Padrino de Francis Ford Coppola (1972), con lo que se aseguraba la presencia en la segunda parte, estrenada en 1974. Su papel de Fredo Corleone, el débil hijo de Don Vito, sería la caracterización por la que más se le recuerda.
Entre medio de ambos Padrinos, Coppola rodó La Conversación (1974), una película mucho más modesta de producción y de medios, y que suele pasar desapercibida cuando los cinéfilos glosan los títulos fundamentales del director italo-americano a pesar de ser uno de sus mejores films (nominada al Oscar como mejor película de 1974, perdiendo en favor de El Padrino II).
En La Conversación, donde participan varios actores fetiche de Coppola como Frederic Forrest, Robert Duvall, o un jovencísimo Harrison Ford en un papel tan breve como el que tiene en Apocalypse Now, John Cazale volvía a despuntar en el papel secundario de tipo gris y desubicado socio del experto en espionaje interpretado por Gene Hackman. (...)
"Francesca Woodman nació el 3 de Abril de 1958 en Denver (Colorado) en el seno de una familia de artistas. Sus padres George Woodman y Betty Woodman son artistas plásticos que en la actualidad gestionan un archivo de más de 800 imágenes de Francesca, 120 de las cuales han sido expuestas o publicadas. Francesca obtuvo de ellos sus primeras influencias artísticas, de tal forma que, desde pequeña, conceptualizó el arte no sólo como un modo de vivir, sino más bien como un modo de pensar. (...)
(...) Francesca Woodman encarna la visión poética y subjetiva de la fotografía: parece contar cuentos, parece proponer escenas surrealistas y de identidad, de refinada sensibilidad. Aborda el desnudo una y otra vez, los cuerpos flotantes, la idea de la máscara, y crea siempre una atmósfera especial y turbadora. Se pensaba que tenía problemas mentales. Quizá sea así. Creó imágenes que evocan los sueños de Alicia, la libertad, la habitaciones del delirio, el fondo del espejo. Llevó un cuaderno rosa donde apuntaba frases, palabras, poemas, donde concebía fotos.
A su amigo del colegio, Sloan Rankin, le confesó: “Mi vida en este punto es como un sedimento muy viejo en una taza de café y preferiría morir joven dejando varias realizaciones… en vez de ir borrando atropelladamente todas estas cosas delicadas…” (...)
Harold Edgerton [1903 - 1990]. Científico y fotógrafo
Inventor de un flash electrónico que usado como estroboscopio produce un efecto luminoso de elevada intensidad que consigue el efecto de congelar el movimiento y permite fotografiar el microinstante.
Un ser humano es parte de un todo, llamado por nosotros universo, una parte limitada en el tiempo y el espacio. Se experimenta a sí mismo, sus pensamientos y sentimientos como algo separado del resto... algo así como una ilusión óptica de su conciencia. Esta falsa ilusión es para nosotros como una prisión que nos restringe a nuestros deseos personales y al afecto que profesamos a las pocas personas que nos rodean. Nuestra tarea debe ser el liberarnos de esta cárcel ampliando nuestro círculo de compasión para abarcar a todas las criaturas vivas y a la naturaleza en conjunto en toda su belleza.
(...) Lo que Ginsberg llamó su “matrimonio” duró desde 1954 hasta el mismo día de su muerte en brazos de su amado. Y el poeta trató de explicarlo más de una vez (más tradicional en esto que en los cánticos “beats”, pero el secreto estaba en combinar ambas cosas) declarando que la fórmula de su larga relación con Orlovsky no estaba en el sexo –que existía cuando tenía que existir- sino en el compañerismo y en el afecto mutuos. Ginsberg necesitaba a Orlovsky y este (aunque tuvo otras relaciones y varias femeninas) nunca le abandonó. Allen llegó a declarar “no quisiera irme al cielo dejando a Peter en la tierra solo, porque él nunca me dejó solo si estaba enfermo en cama, si me moría, si envejecía o si tenía un calentón o simplemente reuma…” (...)